Tu amor armonizador es mío y soy restaurado a la paz y la salud. El amor divino, como un imán, llena mi mente y prospera mis asuntos. ENTRE LAS personas que observan y piensan no hay duda que el amor es el máximo principio armonizador que el hombre conoce. El asunto es cómo lograr que la gente use el amor para ajustar sus discordias. Donde durante el curso de la vida ha habido continua agitación en hacer leyes y en la fuerza como panaceas para las discordias de la humanidad, los sencillos y fáciles métodos del amor parecen infantiles y tontos. Las mentes de los reformadores por lo regular se han cargado y sobrecargado con imágenes de la injusta condición en el mundo y su “recta” indignación con frecuencia ha sido excitada al punto de ebullición. Su pensamiento dominante ha sido cómo proscribir o aplastar a los opresores. Casi explotan de indignación cuando se propone como remedio el amor o algunos de sus atributos. Esto sugiere el asunto de los componentes del amor; cuáles son los elementos que constituyen esa quieta cosa aparentemente falta de poder llamada amor. Pablo dice (1 Cor. 13)) que el amor es paciencia, bondad, generosidad, modestia, verdad, capacidad para llevar cargas, esperanza en el buen resultado de todo y nunca un pensamiento de fracaso. Estas son algunas de las partes funcionales del amor, pero no todas. El hecho es que el amor es fundamental en cada actividad de la vida, no sólo en lo espiritual y lo mental sino en lo mecánico y físico también. Los científicos describen la gravitación como la fuerza con que los cuerpos se atraen unos a otros. Esta definición es aplicable en lo mental, en lo físico y hasta donde sabemos, en el reino espiritual. Así que lo que el físico también llama gravitación, es una de las actividades del amor. Quita por un instante la constante atracción del amor de la madre tierra y nosotros, sus hijos, seríamos lanzados a las profundidades del espacio y la oscuridad. Debemos recordar esto cuando somos tentados a pensar que nadie nos ama. El alma desarrollada espiritualmente da pensamiento y atención a esas aparentemente invisibles pero poderosas fuerzas, y por medio de repetidos contactos mentales unifica el espíritu, el alma y el cuerpo en la Mente que sostiene y unifica todas las cosas. Es por este procedimiento de amor en desenvolvimiento que se desarrollan las grandes almas. Los hombres no son creados grandes, sino con la capacidad de serlo. Muchos factores entran en el crecimiento del alma, algunos menores y otros mayores, pero un alma nunca alcanza poder súper mental sin amor. La razón por la cual el amor es esencial en una gran alma es porque él es el poder vinculador, el factor tan necesario para fortalecer y el alma. El odio y el antagonismo desintegran y destruyen la cohesión de los electrones y protones espirituales de que se construye el alma. Hay metafísicos que piensan que esta tierra es una morada temporal del alma, una especie de kindergarten donde se aprenden lecciones en una sola vida que preparan el alma en la muerte para volar al paraíso o algún bello lugar en los cielos. Esta línea de pensamiento separa el alma de su origen y pone un golfo mental entre ella y el cuerpo. El cuerpo es un precipitado del alma o parte pensante del hombre; si él ha desarrollado sensualidad y separación, tiene que ser redimido por la unificación con el alma y esto se logra por medio del amor. Cuando como Jesús hemos desarrollado amor por todas las cosas, aun por nuestros enemigos, entonces el cuerpo y todos sus elementos se vuelven plásticos para el pensamiento y tenemos todo poder en el cielo y en la tierra. La energía de la luz a través de la cual la Mente creadora rige el cielo y la tierra es dócil al hombre cuando su mente de amor sincroniza con la Mente creadora y puede decir: “El Padre somos y yo uno”. De acuerdo con los físicos, la naturaleza en todas sus formas es una “solución” electromagnética en donde los átomos como balas de cañón giran alrededor unos de otros; esto nada es nada sólido como parece sino todo flota en el espacio etéreo, pronto a volar alrededor al impulso de una mente directora de suprema energía como la de Jesús. Con esta comprensión podemos ver que Jesús estaba declarando hechos súper científicos cuando dijo a Sus discípulos: “Si tenéis fe del tamaño de un grano de mostaza, diréis a esta montaña: Remuévete de aquí a aquel otro lugar y ella se removerá; y nada será imposible para vosotros”. En su Ensayo sobre el hombre, Pope debió estar pensando en algo parecido a esta combinación de gravitación y amor cuando escribió: Cuando en la desatada montaña hay conmoción ¿cesará, si tú pasas, de haber gravitación? En nosotros, los seguidores de Jesús en la regeneración, que injerta en el hombre natural el genio espiritual causante de su desarrollo de poder sobrehumano, ese genio espiritual empieza su trabajo inspirándonos a hacer pequeñas cosas por amor. De este hacer surgen mayores capacidades hasta que alcanzamos la plena estatura del hombre crístico. De acuerdo con el Apocalipsis, dijo: “Al Jesús que venciere haré que se siente conmigo en mi trono”. Empezamos nuestra superación con el dominio del pensamiento. Empezamos a vencer pensamientos de odio y las pequeñas fuerza pensando y haciendo primero las pequeñas acciones que constituyen el amor. Empieza a hacer un poco más paciente. Practica la bondad. Sé generoso en pensamiento y acto. Cuando seas tentado a encolerizarte, di: “Yo tengo buen genio” Afirma tu veracidad en toda circunstancia. Si tus cargas te parecen más pesadas que lo que puedes soportar, recuerda lo que dijo Jesús: ”Venid a mí vosotros los que trabajáis penosamente y estáis sobrecargado y os daré descanso”. Desarrolla fe espiritual creyendo en las fuerzas espirituales capaces de hacer por ti lo que parece imposible. Afirma un resultado propicio en todo lo que proyectes o hagas y nunca admitas el fracaso en nada. ”Al que venciere haré que se siente conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. ‘‘ Del libro “Enséñanos a orar”
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