viernes, 22 de marzo de 2019

Amor divino

El amor divino en mí es un fuego consumidor que elimina de mi mente todo pensamiento de condiciones difíciles, todos los pensamientos negativos hacia los demás y también destruye todos los pensamientos hostiles de los demás hacia mí. El amor limpia de mi conciencia toda dureza de todo tipo, pasada, presente y futura; y gracias al amor perdonador de Cristo, aceptado por mí, elimina de la conciencia de mi cuerpo todas las dolencias.

El amor divino en mí es un bálsamo que disuelve toda crítica, odio, egoísmo, condena, preocupación, ansiedad y envidia de mi mente y sus condiciones resultantes en mi cuerpo. En el amor de Dios vivo, me muevo y tengo mi ser. El reumatismo, la neuritis, las articulaciones rígidas, la indigestión y la debilidad en cualquier proceso del cuerpo desaparece en la bondad del amor que yo soy.

El amor divino en mí es una luz radiante que brilla ante mí, aclarando mi camino, guiándome por las sendas de la sabiduría, iluminando el camino de otros; es una luz que eleva mi conciencia constantemente, liberando de los órganos de mi cuerpo cualquier condición nociva; es una luz que ninguna oscuridad puede vencer, que ninguna enfermedad o accidente puede atenuar; una luz que resplandece en los demás y que me ofrece justicia y serena sensatez.

El amor divino en mí es un imán poderoso que atrae mi bien, de lo que se ve y de lo que no se ve. El gozo me busca, tengo muchos amigos, la salud y la riqueza me convierten en su hogar, ya que el Espíritu del Cristo en mí atrae según Su semejanza.

El amor divino es la chispa de Dios en mí —gracias al cual expreso compasión, tolerancia y paciencia hacia todos.

¡Yo soy amor divino, supremo, eterno!


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